miércoles, 23 de julio de 2014

CAPÍTULO 8: INEVITABLE

Íbamos ya por el postre y yo aun estaba flipando, estaba comiendo con mi cantante y mi cantautora favoritas, era como si alguien se hubiese metido en mi cabeza y estuviese cumpliendo cada uno de mis sueños...

   -Oye.-me dijo Vanesa cogiéndome la mano.- Tú no te creas que te vas a librar eh.- yo no entendía nada, ¿a que venía eso?. -No, no me pongas esa cara, a mi me tienes que cantar algo, no me puedes dejar así después de lo de antes.
   -No, me niego, ¿como voy a cantarte a ti?¿esta volviéndose loco el mundo?- Ninguna de las dos hicieron caso a mi respuesta, se dirigieron una mirada cÓmplice y se les dibujó una sonrisa en la cara.
Aquellas dos personas que solo conocía de verlas en YouTube parecían estar dispuestas que me olvidara de mis problemas, unos que ni les había contado.

Cuando pagamos la comida me dijo Malú que le esperara en el coche.
No tardó mucho, entro muy feliz y empezó a reírse.
   -Bueno Irene, ¿que te ha parecido mi sorpresa?
   -Guauu!! no me esperaba esto para nada, que pasada...- estuve como 5 minutos diciendo cosas sin sentido hasta que me di cuenta de que se estaba aguantando la risa.- Eh pero no te rías, si no querías esto no haberme traído a comer con la mejor cantautora del momento.
   -Serás tonta?- dijo pegándome de broma en un brazo.- que aun hemos terminado, ni mucho menos.- eso si que no me lo esperaba.
   -¿Que? -como creía que era una broma se la seguí.- Bien!! Malú me va a comprar una moto nueva!! dije gritando y moviendo los brazos, para exagerarlo más, a ella le entró un ataque de risa y tuvo que parar el coche.
   -Irene, si me haces esto no vamos a llegar nunca a casa de Vanesa!.- se tapó la boca, ya había revelado la otra parte de la sorpresa y esta vez la que se moría de risa era yo, pero por la cara que ponía.

Cuando llegamos me di cuenta de que estábamos cerca del lugar del accidente y se me borró la sonrisa, ella debió darse cuenta porque casi en el mismo instante me abrazó y yo hundí mi cabeza en su pelo. Otra vez había sabido evadirme de mi dolor.

Se me cambió la cara por completo cuando entramos en la casa y Vanesa y en el salón había preparado unas copas y las botellas estaban encima de la mesa.
Nada más sentarme me ofreció una de las bebidas y cogió su guitarra.
   -¿Pero tú que quieres emborracharme para que te canté? pues estás muy equivocada si crees que lo vas a conseguir. -las dos empezaron a reírse ante mi respuesta.

Estuvieron un buen rato contándome anécdotas de sus conciertos, las grabaciones y las firmas, mientras yo les escuchaba, sonreía y bebía, pero no consiguieron que cantase.
Se hicieron las 7 de la tarde y Malú dijo que se tenía que ir, tenía otro ensayo, Vanesa me dijo que me quedase yo un rato más que ella no tenía nada que hacer, y no me lo pensé dos veces, accedí a quedarme.

Me preguntó muchas cosas sobre mi, sobre mi música y en poco tiempo ganamos mucha confianza.
Le saqué algunas ideas que tenía para su nuevo disco y me confeso algunos secretos y rituales a la hora de componer, cuales eran sus inspiraciones...
   -Oye pues a lo tonto ya nos hemos bebido la botella de ginebra entre las dos. -dijo solventándose a por más hielo y otra botella.
   -Buff a mí esto ya empieza a hacerme efecto eh, no saques otra botella que si no te va a tocar llevarme al medico por un coma etílico. -No pude acabar la frase y ya estábamos las dos por el suelo riéndonos, pero ella se levantó rápido.
   -Aaaah!!que me meo!!- se fue corriendo al baño.

Yo aproveché ese momento para coger la guitarra, desde que pasó lo de Marta no me había atrevido a tocarla ni a componer nada.

Cuando acabé de cantar una de mis canciones me di cuenta de que Vanesa estaba apoyada en la puerta, había estado ahí escuchando todo el rato.

Se acercó por fin y me quitó la guitarra para abrazarme, un abrazo que tenía el mismo poder que los de Malú, capaz de relajarte y romperte por dentro a la vez.
Al deshacer el abrazo no se apartó de mi, acarició mi cara limpiando las lágrima que caían por ella y me miró a los ojos para acabar de tranquilizarme, pero esa mirada consiguió el efecto contrario en mi.

Por un momento su mirada se desvió hacia mis labios y lo sorprende es que la mía se fijó en los suyos.
Casi por acto reflejo me mordí el labio inferior y sin dejar pasar un segundo más roce mis labios con los suyos, fue solo un instante, pero se paro el tiempo.
Me retiré un poco, no era consciente de la guerra que acaba de desatar en mi cabeza, no me dio tiempo tampoco porque esta vez fue ella la que me besó a mi.
No fue un beso de desesperación, fue un beso dulce, con sentimiento, un beso que me deshizo y me llevo al cielo, me transmitió toda la paz que no había podido encontrar en palabras.
Ese beso se alargó y después de el vinieron otros que transmitían pasión.

Yo reaccioné al momento, me levanté y cogí mis cosas, estaba nerviosa, ¿que me había pasado? yo nunca había perdido de esta manera el control.
No era la única que estaba nerviosa, a ella también se le notaba inquieta.
   -Vanesa... yo... yo lo siento de verdad, no sé porque lo he hecho, perdón, será mejor que me vaya ya a mi casa. -me dirigí a la puerta y cuando la estaba abriendo ella la cerró y me dio la vuelta.
   -Irene, no te tienes que disculpar por nada, si ha pasado, ha sido bonito, que le vamos a hacer. -intentó volver a besarme pero me aparté.
   -Vanesa, no tenía que hacer eso, yo...- iba a explicarle lo de Marta pero gracias al alcohol me derrumbé de nuevo.
   -Pequeña, no pasa nada, ya está, las dos vamos mal. Será mejor que te lleve a casa y descanses para las batallas de mañana.


Al despertar sentí que la cabeza me iba a explotar.
Me levanté como pude y me tome un ibuprofeno para aliviar el dolor. Por suerte la grabación de las batallas era esta tarde y tendría toda la mañana para descansar.
Lo último que recuerdo es estar en casa de Vanesa y que Malú se fue antes, a partir de ahí lo tengo todo borroso.

Ya estaba lista para salir a las batallas, cada vez más nerviosa, además no había visto a nadie, ni Malú, ni Antonio, buff necesitaba tranquilizarme antes de salir, pero no me dio tiempo porque me llamaron a plató.
Al salir, me iluminaron todos los focos y allí la vi, estaba con el otro micrófono en la mano, temblando y mirándome con miedo.

Empezó a sonar la música y con ella dejé salir toda mi rabia contenida hacia ella y hacia Marta, dije todo lo que tenía que decir, pero lo hice solamente cantando, con cada palabra le estaba dedicando un insulto.

Debí de expresarlo muy bien, porque cuando terminó la canción el publico se puso en pie a aplaudir y entonces vi a Marta.

Recibí las criticas de los coaches hasta que Antonio se levantó y me dijo:
   -Esto era lo que quería que sacaras de ti, lo has bordado.- se dirigió a Alba y continuó.- En cambio a ti Alba te he visto pequeña, has perdido toda la esencia del primer ensayo.

Tras unos segundos de tensión Antonio dijo mi nombre para que pasara como vencedora y siguiese en el programa.

Me dieron el micro para que dijese unas palabras, pero lo que nadie sabía era para quien iban a ir dirigidas y ni yo misma sabía el dolor que me iban a producir.
Miré hacia el público y tenía claras cuales iban a ser mis palabras.

   -Quiero dar las gracias a una persona que hoy se encuentra entre el público, gracias a ella estoy aquí.- Miré fijamente a Marta mientras una lágrima corría por mi cara.- Te doy las gracias por abrirme los ojos y demostrarme que soy más de lo que tú te mereces, que siempre he estado ciega, GRACIAS, le dije con una sonrisa llena de rabia. Ahora me dirigí hacía Alba que se puso nerviosa al verme así.- Ah y gracias a ti también por llevártela de mi vida, ahora te la dejo toooooda para ti. -dije señalando a Marta que no sabía ya donde esconderse.
Y tras esas palabras salí corriendo con los ojos llenos de lágrimas y la gente aplaudiendo otra vez en pie.

Me encerré en una sala que estaba vacía y me puse a llorar desconsoladamente, necesitaba liberar toda la tensión de estas  últimas semanas.
De pronto escuché a alguien llamando a la puerta, era Malú, no le hice caso y seguí llorando.
Cuando por fin me quedé callada fue otra voz la que habló detrás de esa puerta.

   -Pequeña, ábreme por favor...






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