sábado, 26 de julio de 2014

CAPÍTULO 10: ENAMÓRAME LA VIDA

Con sus manos en mi cuello y sus piernas entrelazadas en mi cintura fuimos hacia el sofá, sin separar nuestras lenguas en ningún momento.
Mis manos se perdieron en su espalda y las suyas recorrieron mi cuello suavemente.
   -Eres muy suave que lo sepas. -me mordió el cuello.- Y muy dulce.-Volvió a morderme.
   -Tu si que eres dulce. -bajé mis manos a su culo y me perdí en su boca.

Me cogió las manos y bajo de encima de mi, llevándome hacia no sé que lugar, pero la verdad tampoco me importaba.
Entre besos y caricias llegamos a una gran cama y esta vez le tiré yo a ella y me senté encima.
Yo estaba perdiéndome en su cuello ya cuando el sonido del telefonillo nos sorprendió, no hicimos caso y seguimos perdiéndonos en nosotras mismas, pero duró poco porque volvieron a llamar y esta vez se escuchó a una voz al otro lado.
       -Malú abreme por favor.
Paramos inmediatamente, nadie podía saber lo que pasaba aquí.
       -Mierda, nos han pillado. -dije yo llevándome las manos a la cabeza.
       -Relájate, es Vanesa y viendo lo borrachas que vamos se creerá cualquier cosa antes que yo me haya liado con una tía. Ahora vete al salón y disimula. -dijo esto último con su boca a tan solo unos centímetros de la mía con intención de provocarme y demostrarme que esto no se iba a acabar así.

Yo me senté y Malú fue decidida a abrir.
Cuando llegaron al salón Vanesa se sorprendió de ver que aun estaba allí.

Se sentó y empezó a beber de la botella que anteriormente nos unió a Malú a mi.

Malú se la quitó rápidamente y le cogió la cara con las dos manos.
    -Eh, ya está, cuentame que ha pasado. -dijo solventándole la cara con las manos.- Vamos no puede ser tan malo no?

Vanesa no contestó y se echó a llorar, Malú no sabía que hacer así que me acerqué a ellas y tranquilicé a Vanesa como pude hasta que dejó de llorar en mi hombro e intentó contarnos lo que había pasado.
    -Antonio... -hizo una pausa para coger aire.
    -Yo me voy, creo que es una cosa que tenéis que hablar vosotras y yo no pinto nada. -me levanté pero Vanesa tiró de mi mano para que me volviese a sentar.
    -Esto también quiero que lo escuches tú. -Nos miró a las dos.- He dejado a Antonio. -empezó a llorar desconsoládamente otra vez.
     -¿como? pero que os ha pasado? Si estabais genial- dijo Malú cogiéndole una mano.
     -Todo empezó en uno de los ensayos para las batallas, yo notaba a Antonio ya un tiempo raro, pero no le quise dar importancia, pensé que sería por todo el trabajo que tenía en el programa, pero a parte el estaba muy cariñoso con una de sus talents, el día que quedamos nosotras para comer, el se enfadó y se quedó con ella, yo...- se derrumbó.- Yo pensé que era así con ella porque no quería quedar como un borde delante de todos, pero no, hoy cuando he llegado a casa estaban los dos besándose, como me besaba a mi Malú, yo creía que era única para él, pero solo he sido una más.
     -Vanesa venga, ya está le dije yo abrazándola con todas mis fuerzas mientras ella se volvía a romper por dentro.
     -Y sabes lo peor de todo? era ella, era Alba, la chica con la que competiste en las batallas. -esta vez era a mi la que no me salían las palabras de la rabia que sentí.- La misma que se empezó a reír de ti y de mi Malú el día que fuimos a hablar con ella después de que se encerrase Irene a llorar. Ahora ya se porque se reía tanto...

Nadie sabía que decir, simplemente calmamos a Vanesa con nuestros abrazos hasta que de tanto llorar se quedó dormida y la llevamos a la habitación de invitados.

Regresamos al salón, a mi de la situación que acabábamos de vivir se me había pasado el pedo de golpe, pero en cambio Malú empezó a beber más y a ponerse nerviosa por culpa de Antonio y Alba.
La situación se fue relajando y estuvimos un rato más hablando, concretamente hasta que se le acabo la botella, empezó a sincerarse, se dice que los niños y los borrachos son los únicos que dicen verdades, pero no creo que eso sea muy fiable.

   -Venga, ves a acostarte ya que es tarde y ya a habido suficiente por hoy. dije tirando de su mano para levantarla del sofá, pero al hacerlo me di cuenta de que en su estado no sería capaz de dar dos pasos sin partirse la cara contra el suelo. Así que la cogí en brazos y la llevé hacia su habitación.
Cuando ya estaba acostada yo me iba a ir al sofá a intentar dormir porque no era hora para llamar a un taxi, pero bajando las escaleras escuché que me estaba llamando y volví a la habitación.
   -¿Que te pasa? -pregunté asustada.
   -Nada, no quiero dormir sola, quédate aquí por favor.
yo no tenía ganas de pelear así que me acosté en uno de los lados de la cama y nada más hacerlo Malú sé abrazó a mi y apoyó su cabeza en mi pecho, yo para conseguir que se durmiese le acaricié un poco el pelo.
Creía que ya se había dormido pero en un momento levantó su mirada buscando la mía en la oscuridad de la habitación.
   -Irene.
   -Dime pequeña. -le dije casi en un susurro, sin dejar de acariciarle el pelo.
   -Me gustaría ser tu carpe diem todos los días hasta conseguir que te olvides de Marta. Yo... creo que te quiero Irene...

Y tras dedicarme esas palabras se quedó dormida...



               










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